«Ermitaños ornamentales de jardines» de Manuel Gómez Anuarbe, por Manuel Guerrero

Los ermitaños, y su vida en soledad, es algo que en ocasiones me ha llamado la atención; no para imitarlos, por ahora, sino más bien por el misterio y el ejemplo de humildad que les rodeaba. Estos aspectos los he podido conocer con más detalle gracias a Ermitaños ornamentales de jardines de Manuel Gómez Anuarbe (Cuadernos del Laberinto, 2020), un libro en el que se realiza una trayectoria sociohistórica a la figura del ermitaño y sus circunstancias.

Ermitaños ornamentales de jardines está compuesto por doce capítulos (más un prólogo, un epílogo y el apartado de bibliografía), de los que los siete primeros versan sobre aspectos de carácter histórico y el resto se centra en los ermitaños ornamentales propiamente dichos.

En esos siete primeros capítulos, a caballo entre la divulgación y la nota histórica, Manuel Gómez Anuarbe realiza un estupendo repaso a la aparición, presencia y ejemplos de la vida del ermitaño en distintas culturas. Así, comienza en oriente, se detiene en la India, China y Japón; y, en verdad, realiza una síntesis de modo asombroso, pues trata desde los faquires y sus costumbres que aún perviven, pasando por citar nombres de ermitaños chinos (leyendas y aspectos vitales de importancia de algunos de ellos), hasta terminar con los yamabushi japoneses y lo zen.

No menos interesante es el capítulo dedicado a «Jesucristo y su tiempo», trasladándonos a la tierra de Palestina e Israel. Sin dejar atrás a Elías y, especialmente, a Juan el Bautista, alude al único momento en que Jesús se retiró al desierto en soledad, que posteriormente fue imitado «también como silenciosa protesta y martirio incruento en la lucha contra el demonio en sus propios dominios del desierto, que coincidiría en el tiempo con las persecuciones a los cristianos».

Alejándonos de Palestina, en la soledad del desierto, hallamos ascetas, monjes… y resulta sorprendente (adjetivo extraído del libro) la existencia de anacoretas estilitas, en lo alto de una columna donde vivían. El siguiente capítulo, que pone su atención en Egipto, complementa este capítulo en lo tocante al cristianismo.

En «Ermitaños en Europa» destaca San Jerónimo, uno de los ermitaños más conocidos, muy representado en el Arte, y los fascinantes lugares, como Matera, Meteora o el monte Athos, que evocan un pasado eremita. El capítulo concluye con una aproximación a la vida de los ermitaños en distintos países europeos: Grecia, Francia, Rusia…

De este modo, llegamos a España. Tras señalar la relación entre el eremitismo y el cristianismo, y la Iglesia, algo más adelante, se cuenta que en el siglo IV un pastor llamado Millán se convirtió en ermitaño, y que a partir del citado siglo en la Tebaida leonesa se instalaron varios eremitas.

Posteriormente, se da un gran salto en el tiempo hasta casi la actualidad, pues a Manfred Gnadinger que falleció en 2002 y que llevaba una vida en soledad en la costa gallega. Más relevante es la explicación sobre las ermitas, y ermitaños, de la sierra de Córdoba. Después se centra en casos de otras regiones de España.

El siguiente capítulo es una breve entrega sobre el islam. Le sigue otro sobre las cuevas y lugares, como capillas, en las que los ermitaños hacían su vida.

El resto del libro se dedica, como se enuncia en el título, a los ermitaños ornamentales, que es una invención española, aprovechando la creación de jardines, huertas y ermitas en palacios u otros edificios. Muy ilustrativo, y bien desarrollado, es el dedicado al palacio del Buen Retiro.

 Las «ermitas» esporádicamente eran atendidas por ermitaños a sueldo, sufragados por el tesoro real. Eran, por lo tanto, ermitaños cuya misión fundamental consistía en estar presentes allí durante los festejos como  ornamentos teatrales de la ermita y del jardín, a la vez que símbolos religiosos.

Posteriormente, Gómez Anuarbe dedica espacio a cada una de las ermitas que formaban parte del Buen Retiro. Se concluye, además, con que este modelo fue imitado y superado por el del francés Palacio de Versalles.

Tras una incursión por los ermitaños ornamentales en Inglaterra, volvemos a España atendiendo a los hallados en la Casita del Labrador y los Jardines del Príncipe en Aranjuez; con este último, se da pie a tratar la rivalidad entre la duquesa de Alba y la de Osuna, lo que se tradujo en La Moncloa de la primera y El Capricho de la Alameda de la segunda.

En este último, hallamos la Casa del Ermitaño que primero fue habitada por dos ermitaños y, finalmente, por un autómata. Continúa con otro ermitaño autómata, el P. Félix de Laberinto de Horta y, por último, con la gruta del jardín Alquímico de la Trinidad de Uclés, donde «pernocta un ermitaño cuando lo desea».

Sin duda, Ermitaños ornamentales de jardines de Manuel Gómez Anuarbe cumple con el conocimiento hacia el eremitismo y pone en valor los avatares, la religiosidad y el modelo de vida del ermitaño, mediante una lectura amena y bien explicada.

 

Reseña: Manuel Guerrero Cabrera

Obra: Ermitaños ornamentales de jardines, Manuel Gómez Anuarbe, Cuadernos del Laberinto, 2020 (Colección Anaquel de Historia).

 

Manuel Gómez Anuarbe nació en Sarón (Cantabria). Estudió bachillerato en el famoso y estricto colegio de Villacarriedo, Ciencias Económicas en la Universidad Complutense de Madrid y Paisajismo en la Escuela de Jardinería Castillo de Batres. Fue el fundador, junto a Leandro Silva, de la Asociación de Amigos del Jardín y del Paisaje.  A los 15 años convenció a sus padres para que le dejaran estudiar en L’Alliance Française de París y, a los 30, a las autoridades españoles para que le permitieran visitar la Unión Soviética con un pasaporte especial y sin protección diplomática. Su primer empleo fue de colaborador del ministro en el Ministerio de Industria en Madrid, mientras estudiaba inglés, italiano y árabe, pero pronto abandonaría España para trabajar en la BBC de Londres. Después viviría en París y Nueva York como ejecutivo de una empresa americana, encargado de la adquisición de nuevos productos en Europa y América del Sur, lo que le permitiría viajar por países del mundo entero.  Su paso por el Ejército de Regulares en Melilla como alférez de las Milicias Universitarias le llevaría a viajar por Marruecos y comenzar su carrera de arabista, años más tarde, por Argelia, Túnez, Libia, Egipto y Yemen, para acabar en la Universidad Islámica en Riad, Arabia Saudí.  De nuevo en Europa, compartiría, durante dos años, sus proyectos de paisajismo con un negocio de antigüedades de jardines en Londres y Madrid, para posteriormente dedicarse exclusivamente al paisajismo, colaborando con revistas especializadas, impartiendo conferencias por todo el mundo, sobre todo en los centros del Instituto Cervantes. Sus estudios de la lengua farsi le permitirían viajar por Irán en repetidas ocasiones y dar una conferencia sobre jardines en esta lengua en el Museo de Arte Contemporáneo de Teherán.

Obras publicadas: Masonería y Santidad; Jardins du Maroc, d´Espagne et du Portugal; Lenguaje oculto en los jardines gallegos; Uclés, historia, paisajes, patios y jardines; Pasos perdidos de Bom Jesus; Jardín Alquímico de la Trinidad. Uclés; Cartas Órficas. Ermitaños ornamentales de jardines, editada en Cuadernos del Laberinto, es su última obra.

 

Manuel Guerrero Cabrera (Córdoba, 1980). Es profesor de lengua y literatura, articulista y poeta, y ha realizado, desde la Asociación Cultural Naufragio, una importante labor de difusión cultural en el sur de Córdoba. También posee un espacio semanal sobre literatura en Lucenaradio.com con el nombre de “El azucarillo”y es director y presentador del programa mensual de literatura “La voz a ti debida en Radio Atalaya de Cabra. Es autor de los libros de poesía El desnudo y la tormenta (Moreno Mejías, 2009), Loco afán (Ediciones En Huida, 2011), El fuego que no se extingue (Manantial, Ayuntamiento de Priego de Córdoba, 2013),  Las salinas del aliento (Cuadernos del laberinto, 2015) y La ciencia de estar contigo (Diputación de Cádiz, 2018); ha publicado los títulos de narrativa Para despertar (Moreno Mejías, 2011) y Vieja túnica y otros relatos (Ática Books, 2017). Es responsable, junto a Ana Patricia Moya, de la sección No es país para Viejóvenes, en Odisea Cultural.  En su web personal, podréis encontrar información actualizada de su biobibliografía, su presencia en medios y redes, así como podréis acceder a su blog.

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