PALABRA DE ARGONAUTA – BELLEZA COMO ARTE DE VIVIR – SELECCIÓN DE MICRORRELATOS

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Maleonn
Para esta ocasión, Palabra de Argonauta recoge una muestra de microrrelatos que se presentaron en el I Concurso Literario Belleza como arte de vivir, convocado por la Biblioteca Diocesana de Córdoba (España) y cuyo fallo se hizo público en mayo del 2019.
En breve, Odisea Cultural retomará el especial Ellas tienen la palabra (tercera parte), con un texto inédito de Carmen del Río Bravo.
Al final de esta entrada, encontraréis las bases para colaborar en esta sección de narrativa. Sin más, que disfrutéis de los textos seleccionados del ganador y finalistas del certamen.
foto para sección Palabra de argonauta: BELLEZA COMO ARTE DE VIVIR
Ryan Hancock

EEL RETRATO, por José David López Gambero

[Microrrelato Ganador]

Nunca fui un buen hombre. Tampoco es que aspirase a ser el más pío de la cristiandad o el más justo de los jueces. Solo aspiré a lo que se me dio por nacimiento. Aspiré a ser rey.

El problema es que nadie te enseña a serlo. Quizás si hubiese escuchado más a los que eran más sabios que yo. O hubiese tenido paciencia con mis hermanos antes de haberlos pasado a cuchillo evitándoles la tentación futura de conspirar contra mí… O incluso hubiese tenido la mesura de no iniciar guerras por agravios que tal vez, y solo tal vez, estaban más en mi mente que en la realidad que me rodeaba.

Pero, ¿qué puedes hacer si lo que ves cada día frente al espejo es un ser que te repugna? ¿Un hombre fofo, contrahecho y con la cara picada de viruela? Pues bien, solo hay una cosa que se puede hacer ante tal extremo. Y es…

— Por favor, majestad. Os ruego que no os mováis.

Gruño de mala gana mientras trato de estar lo más quieto posible. Mi retrato, en manos del más virtuoso de los pintores, será mi reflejo ante la posteridad. No me importa que no se parezca a mí. De hecho es lo deseable pues, por el bien de mi recuerdo, un rostro agraciado y una pose magnánima tal vez logren suavizar a través de la belleza los pecados de un rey que no supo encajar en el papel de hombre.

MATICES VERDES, por Luis San José López

[Microrrelato Finalista]

El tren penetra con lascivia en el aire tibio de la mañana. Me siento en dirección a la marcha porque prefiero sentir de cara todo el provenir que se adivina por la ventana. Una joven, sentada frente a mí, roza ocasionalmente mis rodillas. Mantiene los ojos cerrados y la cabeza apoyada en los cristales. Parece no interesarle nada el extraordinario paisaje que nos estaban regalando en la ventanilla. La sombra de los vagones juega a la comba en la cuneta con la catenaria y la planicie gira sobre sí misma difuminando los colores. La joven vuelve a rozarme. Dormita indiferente. Podía enamorarme de la serenidad de aquellos labios, de aquellas cejas perfiladas con una perfección absoluta. Me pregunté por el color de sus ojos. Unos ojos insensibles que parecían desdeñar el mundo exterior. Probablemente azules y fríos como el hielo, tal vez negros como su pelo negro, o verdes como los campos de trigo que acariciaban los cristales. Quise despertarla, que viera mi corazón entregado, que mirara el mundo repleto de color y de sueños, que me explicara el motivo de aquellas dos lágrimas indecisas que asomaban en sus ojos todavía cerrados. Miré nuevamente los campos de trigo, trigo verde como la albahaca verde que, poco a poco, fue tiñéndose de matices que me habían pasado desapercibidos hasta entonces.

La joven se levantó de pronto, me enseñó su espalda y, antes de dejar de existir para siempre, se alejó lentamente tanteando el pasillo con su bastón telescópico.

 

Maleonn

CUENTO, por Javier León Sorribes

[Microrrelato Finalista]

Cuento las horas que faltan para salir de este cubículo al que llaman oficina y de este ambiente al que denominan trabajo. Cuento los minutos que faltan para llegar a casa y cenar, los euros que me quedan en la cuenta corriente para saber si este mes voy a llegar al treinta y uno, las veces que Pluto se mea en la alfombra nueva, los seiscientos segundos que tardan en cocerse los macarrones, las canas que me aparecen – ¿otra vez peluquería? -, las veces que he fregado la misma sartén hoy. Cuento calorías que voy quemando, las repeticiones de los ejercicios del gym, las llamadas de mi madre diciéndome que se siente sola. Cuento las mentiras que digo cada vez que mi jefe me dice que no haga lo que me dijo que hiciera. Los días del ciclo. Cuento las palabras de este microrrelato para cumplir, responsable y formal, la matemática.

EL COLLAR, por Manuel Peris Junco

[Microrrelato Finalista]

Aquel lugar, apacible, evitado, quedaba para mi uso exclusivo. Extramuros del cementerio reposaban los restos de los suicidas, sin familia, creyentes de otras religiones, o de ninguna. Tan solo revelados por alguna torcida tosca cruz de madera o un ribete de piedras semihundidas.

Cerré los ojos y aspiré profundo. Podía identificar cada componente de aquella sinfonía fragante: el dulce del anís, el salobre del tomillo, el almizclado de las angélicas, el melífero de las florecillas silvestres. Pasé la mano por las pimpinellas, que sobresalían al resto de aromáticas rastreras. Escuché el zumbido de las abejas. Saboreé un tallo de hinojo.

Fue al abrir los ojos cuando lo vi por primera vez, junto a la cruz de una tumba, emboscado entre romeros: un diminuto nido con cuatro crías minúsculas sin plumas. Al acercarme, se abrieron cuatro bocas enormes. Al momento, un zorzal dio varias pasadas amenazadoras sobre mi cabeza.

Me retiré prudente y excitada. No era la única que sabía apreciar la sublimidad del paraje. Nueva vida desplegándose justo encima de la ya desaparecida, a modo de alumbramiento de una naturaleza que soslayaba las diferencias entre especies.

Tal maravilla no podía provenir de nada oscuro, temible. Siempre lo había intuido. Ahora estaba segura. Sería mi lugar de encuentro con el acogedor mundo. En los momentos de tribulación y duda, gozaría de un refugio apacible, sereno, pero vital. Qué ironía. Sobre el corral de muertos se abría paso la nueva savia que prolongaba sin fin el alongado collar de la existencia.

Maleonn

ESCRITORA DE TABERNA, por María Tubío Boo

[Microrrelato Finalista]

El local era amplio, con multitud de sillas y mesas y una barra extensa donde viejos amigos se reunían para tomar unas cervezas. Al fondo, un precioso billar donde un padre explicaba a su hijo viejas técnicas de profesional. En una de aquellas mesas, una joven enamorada de un libro; en otra, una madre haciendo carantoñas a su bebé. Y es que la belleza tiene muchos nombres, muchas formas y muchos colores. Hay belleza allá donde alcanza la vista. Hay belleza en el trabajo, en el mar y en el cielo. Hay belleza en nuestro corazón y en nuestros sueños.

Vemos amor y vemos guerra en ojos que anhelan y sienten y sueñan. Y es que desde esta taberna cualquiera escribo lo que veo y siento con sangre lo que escribo.

El edificio comenzará a derrumbarse y yo ya he decidido quedarme. Como mera espectadora entendí el verdadero arte que encierra el hermoso hecho de saborear el sol y correr entre nubes y ceniza, de sentir sobre el suelo nuestros pies y sobre el alma, el mismo universo. Simplemente vi lo bonito que es vivir.

LA INMORTALIDAD DE CLARA, por Sergio López Vidal

[Microrrelato Finalista]

La sorpresa del carrusel del tiempo es permanecer irreductible a las sombras y a los golpes del destino. Clara baila con los brazos abiertos, centrifugando las penas que se acumulan en su diámetro vital. Sigue ahí, a pesar de todo y todos. Porque Clara es inmortal, vive intensamente las veinticuatro horas; el mañana es una convención de nosotros pobres mortales derrotados. Ella sigue ahí.

Ella te mira con sus ojos de mar profundo y eterno, como la promesa que encierran. Aquellos ojos que son más de lo que puedes cargar sobre tus hombros, y prefieres desviar la mirada y evitar el peso de la azulada iridiscencia de sus pupilas.

Envejece la piel que cubre el desaliento y la rendición. Clara no es joven pero su piel se tersa ante la adversidad maquillando las cicatrices del reloj. El mundo llega a su fin y se destruye por su mitad podrida. Clara brilla como una estrella naciente entre los cimientos de nuestra ruina. Ella sigue ahí. Ni tú, ni yo tampoco.

Sunghee Lee

EL PINTOR Y LA BELLEZA, por Inmaculada Concepción Regalón

[Microrrelato Finalista]

No soy nadie, solo un pintor.

Todos los días cojo mis enseres y paseo. Simplemente eso; mi vida consiste en pasear y dibujar. Cuando algo me enamora o me llama la atención, me acomodo en algún lado y empiezo a plasmar lo que veo. En pequeños trazos, dibujo un momento, una existencia. En ocasiones trágica, en otras maravillosa.

Ciertas veces me han preguntado si busco la belleza del mundo, si la persigo. Yo siempre respondo que la belleza no se persigue ni se busca, ni siquiera se encuentra, porque está en todas partes: en cada uno de nosotros, en el llanto de un recién nacido, en el sonido de la lluvia, en… La vida. Aquellos que tan desesperadamente buscan la belleza, no se dan cuenta de que ya la poseen, de que están rodeados de ella. Sin embargo, los humanos estamos ciegos ante ello.

Yo también lo estaba, hace mucho tiempo, hasta que lo perdí todo y, entonces, la vi. Justo delante de mí estaba lo más hermoso que había visto. La noche en que abrí los ojos al mundo estaba en el hospital. Había tenido un accidente y yo había sido el único superviviente, pero no salí ileso, pues perdí una oreja. El Van Gogh del futuro, me empezaron a llamar. Mi habitación estaba totalmente a oscuras, pero alguien no había corrido las cortinas y se veía la ciudad, el cielo estrellado. Era tan hermoso. Las estrellas parecían cantarme con su titileo. Lloré.

En ese momento, renací y dibujé.

Mikael Aldo

SOBRE LA RESPONSABLE DE PALABRA DE ARGONAUTA: ANA PATRICIA MOYA (CÓRDOBA, ESPAÑA, 1982). Estudió Relaciones Laborales y es Licenciada en Humanidades por la Universidad de Córdoba. Ha trabajado como arqueóloga, documentalista, diseñadora gráfica, etc. Actualmente, es bibliotecaria y dirige (con mucha calma) el Proyecto Editorial Groenlandia. Su obra más reciente es La casa rota (poesía; Versátiles Editorial). Sus textos aparecen en distintas revistas y antologías literarias; también ha obtenido algún que otro premio por sus despropósitos lírico-narrativos. Eterna finalista. Escribe y lee demasiado. Tiene un blog que actualiza a destiempo: (H)Amor y (H)Asco se escriben con (Hache).

Más relatos y autores en la sección Palabra de argonauta

BASES PARA PARTICIPAR EN PALABRA DE ARGONAUTA:

1) Se aceptarán una selección de relatos, cuentos, microrrelatos, etc, hasta cuatro páginas máximo, sean inéditos o no, publicados o no, en distintos medios, de autores españoles o extranjeros residentes en el país, sin límite de edad; el formato de los archivos será DOC o DOCX; en el mismo archivo, deberá incluirse una pequeña bibliografía (que ocupe menos de un folio). También se aceptarán todo tipo de géneros temáticos.

2) No se aceptarán borradores, textos sin corregir, con faltas de ortografía o fragmentos de novelas.

3) El nombre del archivo que tendréis que remitir de manera adjunta (no pegado en el cuerpo del mensaje) será TEXTOS Y BIO DE (vuestro nombre y apellidos a continuación. Ejemplo: TEXTOS Y BIO DE PATRICIA BRAVA.doc.

4) Se remitirán al correo de la encargada de la sección: yosoyperiquillalospalotes@gmail.com, con (IMPORTANTE) el asunto: «SECCIÓN ODISEA CULTURAL».

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