Recordando las enseñanzas del postismo de Francisco Nieva

Con motivo de la muerte del gran dramaturgo y escritor postista en 2016, Francisco Nieva, y a modo de pequeño homenaje desde Odisea Cultural, queremos recuperar parte del estudio escrito por Amador Palacios “Las enseñanzas del postismo en el lenguaje de Francisco Nieva” (Universidad abierta: UNED, ISSN 1697-7386, Nº. 25, 2004, págs. 95-135), en el que se ahonda en su vínculo con el movimiento Postista, que marcaría su obra y su pensamiento.

EL COMPROMISO DE NIEVA CON EL POSTISMO

“Yo entré a formar parte de aquel grupo de aborrecidos postistas al poco tiempo de conocer al poeta Carlos Edmundo de Ory en una exposición. (…) Unos días después el ‘postismo’ en pleno vino a mi casa en avanzada de exploración. Dijeron cosas. No se explicaron muy bien, pero yo los entendí. Y lo demostré llevándoles al día siguiente unos dibujos que hicieron sensación. Estaba convencido de que, en arte, aquello era lo único noble y audaz que se hacía o se intentaba hacer en España.” Francisco Nieva, artículo “El Postismo”, revista Centauro, nº 9-11, Lima, octubre-diciembre, 1950.

Independientemente de la demostrada calidad de su producción teatral y novelística, Francisco Nieva es un escritor, memorialista y articulista, muy brillante, con un estilo explicativo diáfano y sugerente. Durante toda su trayectoria se ha encargado de redactar hermosos párrafos sobre la idea postista. En estos textos elude la caracterización fónico-formal-alógoca como ostensible estilo de la prototípica pieza postista, recalando, por el contrario, en su talante entendido como el valor profético del movimiento del Postismo, su mensaje y su proyección en la conformación renovadora de la perspectiva del estatuto artístico.

Saquemos dos importantes conclusiones para definir la condición del Postismo en lo que supuso como dictamen aprovechable para el futuro:
El Postismo fue una vanguardia, una vanguardia española, una vanguardia auténtica y cumplida; y además, la última vanguardia española. En este sentido, Rafael de Cózar asegura la condición de verdadera vanguardia que detenta el Postismo: «La existencia de manifiestos, revistas (Postismo, La Cerbatana) y estrépito, realizan las tres condiciones requeridas para un ismo».
El Postismo, además, trasciende la simple idea de vanguardia, pues, más que un ismo fue un umbral, más que una meta un descubrimiento, una teoría, en suma, ecléctica, antidogmática y versátil dentro de su estética verdaderamente radical.

Lancemos la pregunta: ¿qué aportó de valedero y aprovechable ese Postismo tan anacrónico en el momento de su aparición y desarrollo? Francisco Nieva, que convivió intensamente con el núcleo postista, pudiéndose considerar él mismo un postista, nos va a responder diciendo que “en una Europa devastada por la guerra, el movimiento vanguardista enunciado por el Postismo se adelanta en unos cuantos años a una postura que, más tarde, será entronizada sin mayores violencias en la evolución estética de los países occidentales”, y diciendo también que su “romántico fracaso [fue] mil veces más deseable que uno de esos éxitos rebajantes que equivalen a una aniquilación”.
Aludiendo al entorno político y social en que surgió el Postismo, continúa afirmando Nieva: “El régimen nos apartaba, socialmente nos aniquilaba, pero, a su vez, y a pesar de todo, fecundaba la parte más inaccesible de nuestro espíritu. No nos sentíamos deudores de nada”.

Los primeros descubrimientos que encuentra Nieva en el Postismo se centran en dos potentes principios: la escritura del caos que el movimiento manifiesta y, a su vez, como consecuencia, la demostración que el Postismo hace, en su condición intrínseca, de una, en cierto modo, contraliteratura que tiene la misión, no de representar, sino de inventar. Para Nieva, el Postismo, “un movimiento de vanguardia surgido en pleno corazón del régimen franquista, como la primera acción de contraste ante el orden y el sistema moral que se imponía públicamente”, exhibía sus productos como objetos artísticos independientes de la ideología, del tema o de cualquier imposición histórica.
La postura vital de los postistas, Nieva incluido, se muestra “impregnada de un efervescente psiquismo, que nos hacía vivir como alucinados, aspirando siempre a lo grande, a lo sorprendente, lo misterioso, lo esotérico, lo anticonvencional y rupturista”. Estos últimos calificativos bien pueden ser trasladados al carácter del lenguaje de la escritura teatral (y creativa, de sus novelas) abordada por nuestro autor.

Nieva refiere que por esos años de eclosión postista, en Madrid y en casa de un matrimonio, ciertamente “snob”, venido de la Argentina, Chicharro y Ory, ante la pregunta del fardón matrimonio “¿qué es el postismo?”, ambos poetas “se comprometieron a demostrarlo haciendo al alimón un poema, para lo cual pidieron media hora en una habitación aparte, a ser posible con cama. (…) El poema resultó un juego de ritmos, en donde las imágenes más imprevistas saltaban como fuegos artificiales”.

Imagen imprevista que salta como fuego artificial se constituye en este ejemplo:

LUIS.- Tú eres la bruja boba, la burra de los tropezones. Todos sois unos majaderos. (Transfigurándose entre risas enloquecidas). Pues os vais a fastidiar y os voy a hacer el regalo de un rey que tendrá orejas de burro y rabo de zorra. Será renegrido y renegado. ¿Conque soy un rey bobo? No hay diablo bobo y ahora soy un rey de cabras locas, de cerdos de San Antón y de perros de San Roque. (La cama comienza a evolucionar lentamente, para después adquirir mayor velocidad. En ella van el rey y Saturno a sus pies con el estoque enarbolado). ¡Ja, ja, ja! Desjarétalos, Saturno, ensártamelos. Hazlos filetes y chuletas. Anda, que te voy a hacer mi ministro de Carnicería. ¿Con que soy un rey bobo? ¡Ahora veréis! A golpes de bobería os voy a vaciar el mondongo. (La carroza de plomo candente, p.314)

Dibujo de Nieva_La carroza de plomo
Dibujo de Nieva_La carroza de plomo (www.francisconieva.com)

Similitud de fuegos de artificio tiene la segunda acotación (La cama comienza a evolucionar…) como asimismo el efecto aliterativo que serpentea por todo el trecho, efecto que domina, como factor musical, eurítmico y eufórico, en la composición postista (“La plurilingüe lengua”, de Eduardo Chicharro):

“Narices, musas, mozas, buzos, lazos,
redondeces de brazos y de luces,
enmudecidas voces, arcabuces,
humedecidos rezos y retazos

de un Dios resbaladizo, hecho pedazos,
sostenido por cíngulos y cruces (…)”

Homenajes explícitos al Postismo los hay desde la temprana producción teatral de Francisco Nieva. En el monólogo El muchacho perdido, del Centón, el Aya, en su exclusivo parlamento dirigido a un coro de muchachas y a un joven tímido del que se burlan, todos poblando la escena, dice resolutiva:
“Sabe que no es decente presentarse así en una casa respetable y ¡tan rica! Porque mis niñas son todas ricas, refinadas, miradas, pulcras, limpias, láminas, lámparas, góndolas”… (p. 51)

En la enumeración, recurso del que Francisco Nieva se vale con tanta frecuencia en sus textos teatrales, el autor toma términos literales de un paradigmático poema del Postismo, la “Carta de noche a Carlos”, de Eduardo Chicharro, que en sus versos finales dice:

«Sigo enviándote mecedoras,
cuídalas, límpialas, pómpalas,
góndolas, lámparas, ordéñalas,
albérgalas en tu pecho»

La alteración categorial que se da en estos versos chicharrianos, transformando sustantivos en verbos (“góndolas”, lámparas”) y creando neologismos (“pómpalas”),
es asimismo muy habitual en la escritura nieviana, sobre todo cuando nuestro autor se deja llevar por la intención de convertir las lexías en fonosímbolos,
apreciación que desarrollaremos posteriormente.

Está claro que el compromiso de Nieva con el Postismo es fuerte; su gratitud al movimiento, inmensa; le debe mucho a su conformación como absoluta aventura estética y, sobre todo, a las primordiales enseñanzas del maestro Chicharro, como justa y sustanciosamente confiesa:
«Entonces yo no escribía bien, cometía faltas sintácticas y hasta de ortografía, pero Chicharro descubrió una curiosa calidad de la anécdota, convertida en espejo deformante, y me lo hizo saber con calor, casi con entusiasmo. Me señaló sus puntos clave y cómo debía ser fiel a mi propio ejemplo, para conseguir algo que valiese la pena.» (Las cosas como fueron, cit., p. 66)

Teatro Del Privado Horror, 26. (www.francisconieva.com)
Teatro Del Privado Horror, 26. (www.francisconieva.com)

Conceptos provenientes, descubiertos manando del magisterio de Chicharro: realidad del espejo deformante (esperpento valleinclanesco), transformación de géneros tradicionales, como el pastiche y la parodia, extraña lírica (ramoniana) y ambiguo énfasis dinamizados por una constante voluntad de enmarcarse en una verdadera posmodernidad que destierre, de una vez por todas, las pautas modernistas, son, en suma y sin discusión, elementos caracterizadores en el proceso de creación de Francisco Nieva.”

 

Amador Palacios, “Las enseñanzas del postismo en el lenguaje de Francisco Nieva” (Universidad abierta: UNED, ISSN 1697-7386, Nº. 25, 2004, pág. 95-135)

Amador Palacios (Albacete, 1954) es poeta, traductor y crítico. Ha sido fundador y director de diversas publicaciones (La Mujer Barbuda, Barcarola, San Juan Ante-Portam-Latinam). Es colaborador en numerosas revistas de literatura y suplementos literarios y  ejerce profusamente el periodismo literario como columnista en diferentes revistas: Diálogo de La Lengua, la Real Academia de Letras de Cuenca, Artes & Letras del diario ABC en Castilla-La Mancha, El Día Cultural, etc. Es miembro del consejo asesor de la Fundación Carlos Edmundo de Ory y uno de los principales estudiosos del movimiento postista. Fue becado por la Junta de Castilla-La Mancha por la realización de una biografía sobre el poeta Ángel Crespo y por la Fundación Calouste Gulbenkian de Lisboa, por su interés en la literatura portuguesa. Ha traducido a importantes poetas portugueses y brasileños, y compilado sus estudios sobre la vanguardia poética española en diversos volúmenes. Su poesía está recogida, en parte, en la antología Pajarito bañándose en un charco.

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