PALABRA DE ARGONAUTA – Especial Microrrelatos (II): Ana Grandal, Ada Menéndez y Anxo Carracedo

Fotografía de Alfonso Vila para el especial Microrrelatos Odisea Cultural
Regresamos a Palabra de Argonauta con una segunda parte de microrrelatos seleccionados de Ana Grandal, Ada Menéndez y Anxo Carracedo. Colabora de nuevo, con su arte fotográfico, Alfonso Vila Francés. Al final de la sección, las bases para participar en las diferentes convocatorias. Disfrutad de los textos, queridos lectores.

ILUSIÓN, por Ana Grandal

El día en que nos conocimos íbamos los dos muy borrachos, pero enseguida supe que me había enamorado. Cuando, al día siguiente, saliste corriendo de mi casa sin dejar ni un mísero número de teléfono, recordé que lo que sí me habías contado era dónde vivías. Ahora, siempre que puedo, y aunque me cueste dar un rodeo absurdo, paseo por las calles que tú pisas, con los ojos bien abiertos, con la esperanza de forzar un encuentro falsamente fortuito. Pero solo me topo con jubilados en busca de palomas hambrientas, amas de casa yuntadas a un carrito de la compra con aspecto de pesar como pecado y grupos de niños haciendo pellas que patean su libertad con forma de balón de fútbol.

Hoy, al fin, nos hemos visto. Doy infinitas gracias por haberte hallado: así he podido saber que jamás volveré a poner los pies en este barrio.

ANA GRANDAL (Madrid, 1969). Traductora científica y audiovisual freelance. Ha publicado los libros Destroyer (2015) y Hola, te quiero, ya no, adiós (2017), ambos en Amargord Ediciones. Ha coeditado la compilación de relatos La vida es un bar (2016). Colabora en las revistas La charca literaria y La ignorancia. Toca la flauta travesera en el grupo de rock Vaka.

LA REINA DEL BAILE, por Ada Menéndez

Esa noche, en cuanto termináramos de cenar en el restaurante del hotel, tendríamos sexo. Era algo que los dos sabíamos con certeza porque lo habíamos pactado un mes antes, en nuestro quinto encuentro, cuando nos acariciamos por primera vez.

Yo pedí spaghetti alle vongole, me pareció algo muy sexy de comer, aunque tuve que repetirlo tres veces porque el camarero no me entendió o no quiso entenderme. Daniel, siguiéndome la gracia, se decidió por los penne all’arrabbiata di pepperoni y también lo repitió, entre risas, tres veces. Todo aquello nos hizo mucha gracia, pero el camarero no comprendió nuestra broma y escondió una mueca a medio camino entre el asco y el desconcierto. Su incredulidad nos resultó indiferente, como cualquier otra desaprobación de las muchas que sospechábamos entre el resto de comensales del romántico comedor.

El día del pacto decidimos cada paso que íbamos a dar durante la pérdida de mi vetusta virginidad. Estuvimos ensayando con palabras como si fuese una coreografía de tango argentino, aunque sabíamos que debíamos reservar ciertos aspectos a la naturalidad para que pareciese una noche inesperada. Debatir sobre el sexo con o sin penetración, como cuando negocio en mi despacho las cláusulas de un contrato con un proveedor, fue un poco extraño, la verdad. Pero, por otra parte, a mí me hizo sentir tan lujuriosa el retratar todas aquellas posturas sexuales en voz alta, que acepté las propuestas y el presupuesto sin apenas reflexionar. Tal era mi absoluta confianza en Daniel. Siempre supe que él sería la persona adecuada.

En el postre, Daniel insistió en repasar solo los primeros movimientos íntimos porque aseguró que los siguientes llegarían por sí mismos. Yo fingí cierta timidez que en realidad ocultaba mi descomedida impaciencia, almacenada desde el día que le conocí. Y es que era guapo como un guerrero vikingo. También tenía una personalidad muy atractiva, pero siendo sincera, su forma me interesaba más que su fondo. Al menos en aquel momento trascendental de mi vida.

Apenas había mordisqueado un par de veces mi tiramisú cuando Daniel comenzó a dibujarme círculos sobre el dorso de mi mano con la yema de su dedo índice. Aquella era una caricia que él solía hacerme cuando me percibía nerviosa o incómoda. Pero esa noche no era el caso. Al contrario. Ya podía caer sobre la Trattoría «la madre de todas las bombas» de Kim Jong-un, que nada ni nadie habría evitado que yo, aquella madrugada, recibiera mi primer cunnilingus.

El tacto de su dedo sobre la piel de mi mano, junto a mi precognición de un sexo inminente, me provocó un cosquilleo caluroso en la vulva y una erección en mis pezones. Pedí la cuenta nada más acumularse la sangre en mi cuello. El temor por desmayarme por un orgasmo precoz me apresuró a pagar la cena sin escuchar la petición de Daniel a brindar con nuestras copas de vino.

El camarero, en un afán por reconciliarse con nuestra embarazosa presencia, quiso empujar mi silla de ruedas para ayudarme a sortear el pequeño espacio entre nuestra mesa y las demás.

– Gracias, no es necesario, puedo sola. Esta noche yo soy la reina del baile – dije al camarero mientras guiñé un ojo a Daniel, mi asistente sexual -, y ahora nos vamos a bailar un tango.

ADA MENÉNDEZ (Gijón, Asturias, 1972). Ha sido profesora de talleres literarios, educadora medioambiental y monitoria sociocultural. En Madrid desarrolló su formación literaria, estudió en La Escuela de Escritores, Escuela de Letras y Fuentetaja. Ha publicado varios libros, entre ellos, El desvestir del pulgar (Ediciones Vitrubio, 2009), Te lo verso a la cara (Editorial Groenlandia, 2009), La mujer anochecía (Amargord Editorial, 2010) y Abierta de piernas (Asociacion Cultural Bohodón, 2010) Ha colaborado como redactora en medios de comunicación digitales y ha obtenido diversos premios en las modalidades de narrativa y poesía. En la actualidad, vive en Zaragoza, si bien está muy vinculada a la actividad cultural de otras ciudades. Coordina eventos literarios y culturales o participa en ellos como autora o coorganizadora. Dirige una escuela de Escritura Creativa y animación a la lectura, Laboratorio de Sueños. 

Fotografía de Alfonso Vila para el especial Microrrelatos Odisea Cultural

MÁS GRANDE, por Anxo Carracedo

“¿No querías algo más grande que tú? – Preguntó ella -. Pues ahí lo tienes”. Se detuvo lo justo para permitirle llegar a su altura y continuó caminando con el mismo paso forzado que había impuesto durante toda la tarde. No le dio tiempo a disfrutar la vista del valle, que se ofrecía como una escudilla pintada de tonos malva en las laderas altas y verdes que ganaban densidad conforme la vista descendía hasta alcanzar los parches luminosos de las brañas y el río retorciéndose como una hilacha fulgurante. El hombre tenía la camisa empapada de sudor. A ratos bajaba la cremallera del cortavientos para que el aire la secase un poco, pero enseguida sentía frío y volvía a abrigarse. Aunque no entendía aquella marcha cuartelera, prefería no hacer preguntas. Sabía que lo estaba poniendo a prueba y no quería emitir ninguna señal que pudiera interpretar como una claudicación. Lo cierto es que le costaba horrores seguir su ritmo pendiente arriba, por el sendero estrecho, tropezando cada dos por tres con raíces y piedras sueltas. El peso de la mochila le agobiaba. La de ella no era más liviana, tal como habían comprobado al repartir la carga, y sin embargo, parecía inmune a la fatiga.

Intentó concentrarse en el esfuerzo. Fijó la vista como un gancho en la culera de loneta reforzada, con la esperanza de que el movimiento marcial de las nalgas ejerciera sobre su fatigado cuerpo un mágico efecto de arrastre, pero no hubo hechizo. Su objetivo se alejaba poco a poco, inexorablemente, mientras él avanzaba a trompicones. Pensó que era un portento físico y que él, en ese aspecto como en tantos otros, estaba lejos de su nivel. La alcanzó de nuevo cuando volvió a detenerse. Por fin tenían el collado a la vista, pero el sol ya estaba acodado en el cordal y comenzaba a entrar la niebla. “Tenemos que bajar y encontrar el refugio antes de que se haga noche”. Puso una mano en su hombro. “¿No estás cansado?”, le espetó, y sin esperar respuesta le alargó la cantimplora. Al poco de iniciado el descenso la senda desapareció y tuvieron que continuar campo a través, sin más referencias que la pendiente. Ella bajó el ritmo, pero la oscuridad avanzaba. El hombre pensó que, ahora sí, no había tiempo que perder. Sin decir nada, tomó la delantera y se puso a abrir huella entre brezos que les superaban en altura. “Espera un momento”, oyó a su espalda. Se detuvo. “Es estupendo que todavía no te hayas quejado”. Vio en su rostro una sonrisa que, por primera vez, le pareció franca.

ANXO CARRACEDO (A Coruña, 1970). Ha trabajado como periodista en Diario 16, también como redactor y editor en diversos medios y agencias de comunicación; actualmente, trabaja con el diario digital gallego Aidante. Autor del poemario La tarde libre (Ediciones En Huida, 2018). Algunos de sus escritos, en prosa y verso, han sido publicados en distintas revistas literarias digitales hispanoamericanas (Laduda.net, Caja De Resistencia, Monolito, etc). Escribe en el blog www.microdespertares.wordpress.com

Fotografía de Alfonso Vila para el especial Microrrelatos Odisea Cultural

SOBRE LA RESPONSABLE DE PALABRA DE ARGONAUTA: ANA PATRICIA MOYA (CÓRDOBA, 1982). Estudió Relaciones Laborales y es Licenciada en Humanidades por la Universidad de Córdoba. Ha trabajado como arqueóloga, bibliotecaria, documentalista, etc. Actualmente, se busca la vida como puede y dirige el Proyecto Editorial Groenlandia. Su obra más reciente es Píldoras de papel (Huerga y Fierro, 2016); próximamente publicará su próximo poemario, La casa rota (Versátiles Editorial). Sus textos aparecen en distintas revistas y antologías literarias; también ha obtenido algún que otro premio por sus despropósitos lírico-narrativos. Eterna finalista. Escribe en el blog (H)Amor y (H)Asco se escriben con (Hache)

SOBRE EL FOTÓGRAFO: ALFONSO VILA FRANCÉS (VALENCIA, 1970). Poeta, narrador, fotógrafo. Ha vivido en Orihuela, Madrid, Bruselas y Debrecen (Hungría). Ha trabajado como monitor de tiempo libre, bibliotecario, archivero y profesor de secundaria. Ha colaborado en revistas tales como Calicanto, Acantilados de papel, La bolsa de pipas, Fábula, Ágora, Hojas Iconoclastas, etc. Ha ganado diversos premios literarios por sus obras. Autor de varios libros, entre ellos, Acto de clausura, Tiempo Muerto (ambos de poesía), La vida mientras tanto, Velas (relatos), etc.

Fotografía de Alfonso Vila para el especial Microrrelatos Odisea Cultural

Más relatos y autores en la sección Palabra de argonauta

BASES PARA PARTICIPAR EN PALABRA DE ARGONAUTA:

1) Se aceptarán una selección de relatos, cuentos, microrrelatos, etc, hasta cuatro páginas máximo, sean inéditos o no, publicados o no, en distintos medios, de autores españoles o extranjeros residentes en el país, sin límite de edad; el formato de los archivos será DOC o DOCX; en el mismo archivo, deberá incluirse una pequeña bibliografía (que ocupe menos de un folio). También se aceptarán todo tipo de géneros temáticos.

2) No se aceptarán borradores, textos sin corregir, con faltas de ortografía o fragmentos de novelas.

3) El nombre del archivo que tendréis que remitir de manera adjunta (no pegado en el cuerpo del mensaje) será TEXTOS Y BIO DE (vuestro nombre y apellidos a continuación. Ejemplo: TEXTOS Y BIO DE PATRICIA BRAVA.doc.

4) Se remitirán al correo de la encargada de la sección: yosoyperiquillalospalotes@gmail.com, con (IMPORTANTE) el asunto: «SECCIÓN ODISEA CULTURAL».

TERCERA CONVOCATORIA ESPECIAL MICRORRELATOS:

Palabra de argonauta está preparando una segunda entrada con una selección de autores y autoras españolas contemporáneos especializados en microrrelatos. Si os interesa, aquí tenéis los puntos a tener en cuenta:

1) Podrán participar autores y autoras nacidos en territorio español, o bien, extranjeros residentes. No hay límite de edad.

2) Se admitirá una pequeña selección de microrrelatos (de entre tres y cinco), sean inéditos o no, publicados o no, en cualquier medio (impreso o virtual). Al ser una narración breve, los microrrelatos no podrán superar las trescientas palabras. (sin incluir el título). No se aceptarán textos sin corregir o con faltas de ortografía. El formato de los archivos será DOC o DOCX. No se considerarán los pegados al cuerpo del mensaje. En el mismo archivo que contenga los textos, deberá incluirse una pequeña bibliografía, de no más de seis líneas.

3) El nombre del archivo que tendréis que remitir de manera adjunta será TEXTOS Y BIO DE (vuestro nombre y apellidos a continuación. Ejemplo: TEXTOS Y BIO DE PATRICIA BRAVA.doc.

4) Se remitirán al siguiente correo: yosoyperiquillalospalotes@gmail.com, con (IMPORTANTE) el asunto: «SECCIÓN ODISEA CULTURAL ESPECIAL MICRORRELATOS». 

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